Mi esposo con frecuencia me hace esta pregunta esperando que yo siempre responda de la misma manera y le diga: “YO”, sin embargo para hacerlo divertido en algunas ocasiones le contesto: “Blanca Nieves”, o simplemente menciono el nombre de alguna de las reinas de belleza. Por supuesto que él no se siente satisfecho con mi respuesta a menos que yo me adjudique el título de la mujer más linda así que sigue insistiendo hasta que me escucha decir que soy yo.  Todas las amigas y esposas de pastores que me conocen personalmente saben muy bien que no soy la mujer más linda del mundo, y por supuesto yo tampoco me lo creo, pero detrás de esa pregunta hay una verdad que quisiera compartir con ustedes. Mi esposo, al igual que todos los hombres, sabe distinguir muy bien lo que es una mujer bonita y aunque no me va a comparar con las que lo son, para él yo soy la más bonita del mundo. No puedo negar que me hace sentir muy bien cuando me hace ese halago, pero más que sentirme bien creo que tengo una obligación; 

HACER TODO LO POSIBLE PARA QUE SIEMPRE ME VEA COMO LA MÁS BONITA DEL MUNDO.

He colocado esa declaración con letras mayúsculas porque no siempre veo que la esposa del pastor se interesa por mantenerse atractiva para su esposo. Tal vez las razones para no cuidar la apariencia personal pueden ser muchas pero lo cierto es que fue la atracción física la que lo atrajo hacia nosotras y debemos hacer todo esfuerzo necesario para mantener ese atractivo. La belleza y lozanía de la juventud lamentablemente no dura mucho. Si tomas una foto de cuando estabas en tus 18 o 20 años y la comparas con la foto más reciente que tienes vas a notar una gran diferencia. Eso que vemos es inevitable y mientras van pasando los años más y más se acentúan esos cambios,  por lo tanto es necesario que estemos listas para tomar acciones que nos favorezcan y nos ayuden a vernos atractivas para nuestro esposo y para nosotras mismas.

Una de mis hermanas era una mujer con una personalidad muy atrayente. Su presencia física llamaba la atención por la pulcritud y el buen gusto en el vestir que la caracterizaban. Adicional a esto el arreglo de su cabello era impecable y el toque especial que la distinguía donde quiera estaba era la deliciosa fragancia de los perfumes que usaba. Siempre que teníamos la oportunidad de estar juntas ella me regalaba un perfume y me decía: “Hermanita, esto es para que le huelas delicioso a tu esposo”. Interesante, ¿no les parece? Un día cuando mi hermana supo que teníamos SIEMA me llamó para darme un consejo. “Dile a las esposas de pastores que se arreglen y cuiden su apariencia física porque algunas…”(prefiero guardarme el resto de su comentario).

Querida amiga, hay algunos aspectos de nuestra apariencia física que no podemos cambiar, aunque ahora la ciencia médica casi todo lo transforma pero no está al alcance de la mayoría de nosotras, sin embargo, todas podemos cuidar ciertos detalles que contribuirán a que nos veamos lozanas y hermosas. Comienza por tu cabello, porque ese es el marco de la cara. ¿Te vendría bien un corte diferente? ¿Necesitas aprender a peinarte de otra forma? ¿Cómo está tu guardarropa?  Si eres como yo la ropa nos dura mucho, pero cuando han pasado varios años con los mismos vestidos, es hora de donarlos a otra persona y reponerlos por algo que sea más actualizado. Cuando estás en la casa, ¿qué usas? Espero que no se aplique a tu experiencia el comentario de la hermana White que dice: “Cuando hacen su trabajo, las hermanas no deben vestir ropas que les den el aspecto de espantapájaros. A sus esposos e hijos les agradará aún más que a las visitas o a los extraños el verlas vestidas con ropas que les sienten bien. Algunas esposas y madres parecen creer que no tiene importancia el aspecto que ofrecen cuando trabajan y cuando las ven tan sólo sus familiares, pero son muy meticulosas en cuanto a vestirse con gusto si las han de ver personas hacia quienes no tienen obligaciones. ¿No deben apreciarse la estima y el amor del marido y de los hijos antes que los manifestados por extraños o amigos comunes? La felicidad del padre y de los hijos debe ser para toda esposa y madre más sagrada que la de todos los demás”. HC 227

No quisiera dar la idea de que necesitas gastar mucho dinero para aparecer atractiva y hermosa para tu esposo porque en realidad no es el dinero gastado lo que hará la diferencia sino el cuidado y la dedicación en mantenerte agradable para tu esposo. Recuerda que él te escogió para su compañera porque vio en ti muchas cualidades y un atractivo que con los años no debe desaparecer. Como mujer cristiana y como líder de una congregación estás llamada a dar un buen ejemplo a todas las hermanas, y qué mejor ejemplo que ser una esposa siempre ataviada para su marido.

¿Sabes lo que yo le digo a mi esposo cuando me dice que yo soy la mujer más linda del mundo? Le contestó: ¡Nunca te quites esos lentes! Sí, quiero que siempre me vea como la más linda, porque eso quiero ser para Jesús y para él.