Hola amigos de Mujer de Visión. Tengo varias semanas tan ocupada con muchos asuntos que he descuidado un poco el sentarme a escribir para compartir con ustedes sobre temas variados. Gracias a los que se toman el tiempo para enviarme notitas de agradecimiento por los materiales que han encontrado y que están usando en sus iglesias y hogares. Eso me anima y me hace sentir que el trabajo no es en vano pues siempre hay quien necesita una idea, un ayuda o algo que le motive. Eso es justo lo que deseo que sea esta página.
Comenzaré por decirles que desde hace un poco más de 4 semanas mi esposo y yo estamos asistiendo a un gimnasio donde hacemos ejercicios para fortalecer las rodillas. Todavía no lo puedo creer, cuando me veo entrando al agua de la piscina. Por muchos años he tenido problemas con mis rodillas, pero a medida que el cuerpo envejece y la vida se torna más sedentaria (la mía no ) los problemas se van agravando también. Mi hijo menor que es médico me había sugerido que consiguiera un lugar donde ir a hacer ejercicios en el agua porque el impacto sobre las rodillas es menor y tiene muy buen efecto ya que correr, trotar y aún caminar me resultaba muy doloroso e imposible. Siempre escuchaba su recomendación pero no me había animado a hacerlo hasta que mi otro hijo Enrique un día comenzó a hablarme de la importancia de intentarlo y si no veía progreso pues que lo abandonara.
Todavía recuerdo aquel día en que fuimos por primera vez. Fue el 12 de mayo justo el día de mi cumpleaños. Mientras mi esposo conducía el auto hacia el gimnasio yo pensaba que a mi edad esto era una locura. Sin embargo, la idea de hacer algo por mi salud era más fuerte que mis temores. Cuando llegamos al lugar la piscina estaba llena de personas de la tercera edad. ¡Excelente!, muchas cabecitas blancas (y las que no eran blancas se debía a los tintes para el cabello)sobresalían del agua. Con movimientos lentos todos seguían las instrucciones de la maestra. Inmediatamente pensé que no me sentiría mal porque todos eran como de nuestra edad, o tal vez mayores que nosotros dos.
Entrar al agua, ocupar nuestro lugar y comenzar a tratar de seguir los ejercicios fue toda una experiencia. La maestra indicaba que debíamos movernos hacia la derecha y nosotros lo hacíamos hacia la izquierda, luego había que moverse a la izquierda y nosotros nos ibamos a la derecha. ¡Un caos total! Todos usaban zapatos especiales para el agua; nosotros dos estábamos descalzos. A una señal la maestra indicaba que tomaran agua, y todos se movían hacia la orilla de la piscina para buscar sus botellas de agua. Mi esposo y yo solamente nos mirábamos; “NO LLEVAMOS AGUA”. Estuvimos tratando de integrarnos al grupo para no sentirnos extraños y algunas damas al notar nuestra confusión nos animaron y sugirieron que hiciéramos los ejercicios a nuestra velocidad, que nos compráramos zapatos especiales y nos dieron algunas recomendaciones.
Durante el viaje de regreso a casa no parábamos de reírnos de nosotros mismos. “DOS VIEJOS PASADOS DE LOS 60” metidos en una piscina con otros viejos y super enredados y perdidos en las instrucciones. Ha pasado un mes y ya vemos los maravillos resultados de esa terapia en el agua. Debo confesar que no asistimos a la clase regular porque el horario no es cómodo para nuestras ocupaciones, pero todos los días vamos por aproximadamente dos y media horas al gimnasio para hacer los ejercicios, usar el cuarto de calor y el jaquizzy. Luego nos damos una remojada en la piscina de agua fría y nos bañamos para regresar a la casa tan relajados que casi nos quedamos dormidos manejando por lo que nos pellizcamos, o nos tomamos de la mano para evitar dormirnos.
Por supuesto que ahora tenemos ropa apropiada para el agua, zapatos especiales, botellas con agua y hasta llevamos crema y jabón perfumado para el baño. Estamos muy contentos y agradecidos con el Señor por haber inspirado a nuestros hijos a animarnos y darnos el empujoncito que necesitábamos. Estamos seguros que los problemas de las rodillas no desaparecerán en su totalidad, pero ya experimentamos alivio y bienestar. Les aseguro que este asunto funciona y que vale la pena probarlo.