“Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra”. Apoc. 11: 18
Durante esta última semana los Estados Unidos ha sido atacado por una serie de cambios de temperatura que ha traído como consecuencia una serie de desastres naturales. Uno de ellos fueron los tornados que durante los últimos días azotaron los estados de Kentucky, Arkansas, Misisipi y Tennessee y que cobró la vida de al menos 52 personas, según informó la cadena de televisión CNN. Otros informes de prensa precisaron que el número de heridos sobrepasó los 100.
La palabra “tornado” proviene del latín tonare, que significa “girar”. Un tornado es un fenómeno meteorológico violento e impredecible, caracterizado por vientos que giran desde una formación nubosa densa en forma de embudo. Esta formación es visible por la presencia de polvo que es succionado de la tierra y por la condensación en su centro por gotas de agua.
El ancho de un tornado puede variar desde unos treinta centímetros hasta casi un par de kilómetros. No se conoce con exactitud la velocidad a la que el viento se mueve en su interior, pero se estima que puede alcanzar los 500 km/h. No es extraño, entonces, que a tal velocidad pueda arrastrar árboles, automóviles, casas. etc. Afortunadamente, sólo el 2% de los tornados sobrepasan los 300 km/h.
El texto de esta mañana me llama poderosamente la atención pues es una gran advertencia. Los cambios climáticos que sufre este mundo en este momento se deben a la contaminación y a la destrucción de nuestro ambiente por parte del mismo hombre. El fenómeno de los tornados es consecuencia de esos cambios del ambiente. En algunos lugares sufren de grandes inundaciones con gran pérdida de vidas y propiedades. En otros sitios, como el estado en donde vivo, hay una sequía muy grande que ha hecho que el gobierno local ponga muchas restricciones a los habitantes. Según el reloj mundial, y les facilito el sitio en la web http://www.poodwaddle.com/worldclock.swf , podemos notar sobre el calentamiento de la tierra, las pérdidas de especies y cómo dañamos nuestro entorno.
El versículo de hoy termina con una palabra de juicio “y de destruir a los que destruyen la tierra”. El juez dará su sentencia y muy pronto eso será una realidad. Hay dos declaraciones bíblicas que me gustan mucho pues hacen un gran contrate en cuanto a la reacción de los que esperan el gran día de Dios. Una dice: “Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación” (Isaías 25: 9). En contraste con los que se perderán “Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie? (Apocalipsis 6: 15.17). Mi pregunta en esta mañana es ¿en qué grupo te vas a encontrar? Entre los que van a mirar al Rey cara a cara, o los que no podrán soportar su Presencia.