Desde el año 1979 mi esposo y yo comenzamos a participar en la realización de retiros para matrimonios en diferentes ciudades y países. Nunca nos imaginamos que estaríamos tan involucrados en esta clase de actividad por tantos años y mucho menos podíamos augurar las innumerables bendiciones que hemos recibido como pareja.
A medida que fueron pasando los años Dios nos dio la oportunidad a ambos de prepararnos mejor en el ramo de la orientación a las familias permitiendo que mi esposo pudiera realizar estudios doctorales que le proveyeron mejores herramientas para ministras a las familias tanto de la iglesia como de la comunidad. De igual forma yo pude cursar la maestría en relaciones familiares mediante la cual mis ideas y conceptos acerca del trabajo con las familias fueron enriquecidas dándome una mejor visión de la forma como orientar y ayudar. Durante todos estos años hemos disfrutado grandemente los momentos compartidos con las diferentes parejas con las cuales tuvimos la oportunidad de interactuar. Fuimos testigos de los milagros operados en la vida personal y matrimonial de muchos, y damos gracias a Dios por habernos permitido ser una influencia positiva en ese proceso de sanidad y reconciliación.
Estamos seguros que la eternidad revelará los resultados del trabajo realizado porque como dice la parábola del sembrador, uno siembra la semilla y ella cae en diferente clase de suelo por lo cual algunas semillas nunca germinarán, mientras que otras darán buenos frutos. Agradecemos profundamente a todos los líderes del Ministerio Familiar que organizaron los programas en los cuales participamos y a las Juntas de Iglesia que dieron su apoyo y aprobación. De igual forma sabemos que muchas congregaciones elevaron oraciones para que los asistentes fueran bendecidos y de esa forma tener una mejor iglesia formada por familias más comprometidas. Gracias a los pastores que nos acompañaron y los cuales hicieron toda la provisión necesaria para que el trabajo fuera realizado sin contratiempos.
Somos conscientes de que todavía falta mucho por hacer porque las familias tanto de las iglesias como de la comunidad son constantemente agredidas por diferentes factores. Dios ama las familias y tiene un plan especial para salvarlas, por lo tanto las fuerzas del mal tratan de impedirlo pero la victoria está asegurada y el propósito de Dios se cumplirá.
Dios nos permitió culminar con broche de oro nuestro trabajo con un hermoso grupo de parejas que asistieron al retiro realizado en un hermoso hotel muy cerca de las Cataratas del Niágara. Fue una experiencia maravillosa que guardaremos en nuestra memoria hasta el día cuando nos reunamos con esas familias y muchas más con las cuales tuvimos la oportunidad de compartir en el reino de los cielos.