Para ninguna de nosotras es un secreto  que vivimos en un mundo sumamente agitado con un ritmo tan acelerado que casi siempre tenemos que exprimir el día al máximo para que nos alcance el tiempo con el fin de atender nuestros múltiples compromisos. Esta situación tan común nos lleva a sentirnos muy exhaustas casi al punto de perder el control de nosotras mismas.

Algunos estudios revelan que en los Estados Unidos hay más de sesenta millones de mujeres agotadas y estresadas. Esto se debe a la cantidad de cosas que tratamos de mantener en equilibrio. El cuidado de los hijos, la alimentación de la familia, la limpieza de la casa, las actividades en la iglesia, las finanzas, el empleo tiempo completo, o parcial, atender al esposo, cuidar de los padres ancianos y tal vez enfermos son algunas de las muchas demandas que una mujer tiene en su agenda de compromisos.

Lo cierto es que muchas de nosotras estamos ocupadas más del cien por ciento de nuestro tiempo y encima de esto sentimos en nuestro interior una sensación de que no fue mucho lo que hicimos al terminar el día. Esto me hace recordar la conversación que sostuve en una ocasión con una amiga a la que le contaba que sentía que necesitaba aprender a usar mejor mi tiempo porque muchas veces me sentía atrasada en las tareas que debía realizar. Ella me escuchó pacientemente y luego con una mirada de cariño y comprensión me dijo: “Tu problema no es con el uso del tiempo, sino con la cantidad de actividades que tratas de realizar en el tiempo adecuado. Te programas para hacer más cosas de las que son posibles de hacer en un día y eso te mantiene agotada”.

Peligros de estar muy agotada

¿Has hablado alguna vez con una amiga que te dice: “Yo me estoy poniendo vieja, porque ya no tengo las mismas fuerzas que cuando era más joven; ya no puedo hacer mucho porque me siento cansada”? Es muy cierto que cuando vamos entrando a algunas de las etapas de la vida nos podemos sentir agotadas tal vez porque los niveles hormonales no están del todo bien, pero no siempre nuestro agotamiento se debe a las hormonas. Es posible que el agotamiento proceda del estilo de vida y las muchas actividades con las que nos comprometemos.

Reflexiona en la lista de síntomas que aparecen a continuación y evalúa cuántos de estos puntos se aplican a ti para que puedas comenzar a pensar en que tu agotamiento es real y que debes hacer algo para alcanzar el descanso y balance que necesitas en tu vida.

  • Te sientes muy sensible con frecuencia
  • Te has vuelto muy olvidadiza
  • Sientes dificultad para tomar decisiones
  • Te preocupas en exceso por las cosas que suceden
  • Tienes dificultad para relajarte
  • No te sientes segura cuando delegas tareas a otras personas
  • Antes de terminar el día ya te sientes super agotada
  • Sientes mucha atracción por comer varias veces aunque no tengas hambre
  • Tienes dificultad para quedarte dormida
  • Con frecuencia desde temprano en el día sientes deseos de dejarlo todo tirado e irte lejos
  • Las actividades que antes te producían placer ahora te resultan una carga
  • Te exiges cada vez más porque no quieres que digan que ya no puedes hacer las cosas

¿Qué hacer para controlar el agotamiento?

Los psicólogos recomiendan varios pasos para alcanzar el balance. Entre sus recomendaciones están:

1. Aprende a realizar una cosa por vez.

2. Reconocer lo que te ocurre.

3. Dedica cada día un tiempo para hacer algo placentero personal.

4. Comparte con otras personas.

5. Consulta con un especialista para intentar recuperar la autoestima.

6. Delega en alguien de la familia una tarea, al menos una vez por semana.

Deja de correr como una bombera voluntaria ante las demandas de los demás. El objetivo que plantean las profesionales es comenzar un camino que desande el agotamiento para encontrar que se puede vivir sin intentar tapar todos los agujeros. Claro que habrá una renuncia, pero la sensación de agobio, de cansancio infinito, irá cediendo, hasta desaparecer.

Querida amiga agotada, ¡NO PODEMOS HACERLO TODO! Y aunque pudiéramos, NO DEBEMOS HACERLO TODO.